Bolivia Decries Adoption of Copenhagen Accord II Without
Consensus
Consensus
By Plurinational State of Bolivia
The Plurinational State of Bolivia believes that the Cancun text is a hollow and false victory that was imposed without consensus, and its cost will be measured in human lives. History will judge harshly.
There is only one way to measure the success of a climate agreement, and that is based on whether or not it will effectively reduce emissions to prevent runaway climate change. This text clearly fails, as it could allow global temperatures to increase by more than 4 degrees, a level disastrous for humanity. Recent scientific reports show that 300,000 people already die each year from climate change-related disasters. This text threatens to increase the number of deaths annually to one million. This is something we can never accept.
Last year, everyone recognized that Copenhagen was a failure both in process and substance. Yet this year, a deliberate campaign to lower expectations and desperation for any agreement has led to one that in substance is little more than Copenhagen II.
A so-called victory for multilateralism is really a victory for the rich nations who bullied and cajoled other nations into accepting a deal on their terms. The richest nations offered us nothing new in terms of emission reductions or financing, and instead sought at every stage to backtrack on existing commitments, and include every loophole possible to reduce their obligation to act.
While developing nations - those that face the worst consequences of climate change - pleaded for ambition, we were instead offered the “realism” of empty gestures. Proposals by powerful countries like the US were sacrosanct, while ours were disposable. Compromise was always at the expense of the victims, rather than the culprits of climate change. When Bolivia said we did not agree with the text in the final hours of talks, we were overruled. An accord where only the powerful win is not a negotiation, it is an imposition.
Bolivia came to Cancun with concrete proposals that we believed would bring hope for the future. These proposals were agreed by 35,000 people in an historic World People’s Conference Cochabamba in April 2010.
They seek just solutions to the climate crisis and address its root causes. In the year since Copenhagen, they were integrated into the negotiating text of the parties, and yet the Cancun text systematically excludes these voices. Bolivia cannot be convinced to abandon its principles or those of the peoples we represent. We will continue to struggle alongside affected communities worldwide until climate justice is achieved.
Bolivia has participated in these negotiations in good faith and the hope that we could achieve an effective climate deal. We were prepared to compromise on many things, except the lives of our people. Sadly, that is what the world’s richest nations expect us to do. Countries may try to isolate us for our position, but we come here in representation of the peoples and social movements who want real and effective action to protect the future of humanity and Mother Earth. We feel their support as our guide. History will be the judge of what has
happened in Cancun.
Comunicado de Prensa
Estado Plurinacional de Bolivia
Bolivia denuncia la adopción del Acuerdo de Copenhage II sin consenso
Diciembre 11, 2010 (Cancún, Mexico).- El Estado Plurinacional de Bolivia cree que el texto de Cancún es una victoria vacía y falsa que fue impuesta sin consenso, y su costo será medible en vidas humanas. La historia juzgará severamente.
Solamente existe una manera de medir el éxito de un acuerdo climático, y esto se basa en que si es o no efectivo para las reducciones de emisiones para prevenir el cambio climático. Este texto claramente falla, pues permite elevar la temperatura global en más de 4 grados, a niveles desastrosos para la humanidad. Recientes reportes científicos muestran que 300.000 personas ya están muriendo cada año por los desastres relacionados con el cambio climático. Este texto amenaza con el aumento de muertes anuales a un millón. Eso es algo que nosotros nunca aceptaremos.
El año pasado el mundo reconoció que Copenhague fue un fracaso tanto en contenido como en proceso. Este año, una campana deliberada para reducir las expectativas y la desesperación por cualquier acuerdo ha dado lugar en substancia a lo que es el Copenhague II.
La llamada ‘victoria’ para el multilateralismo es realmente una victoria para las naciones ricas que intimidaron y forzaron a otras naciones a aceptar un acuerdo en sus términos. Las naciones más ricas no ofrecieron nada nuevo en reducción de emisiones o de financiación, y en lugar han buscado en dar marcha atrás a los compromisos existentes, e incluir todas las escapatorias posibles para disminuir su obligación de actuar.
Mientras que las naciones en vías de desarrollo - las que se enfrentan las peores consecuencias del cambio climático - abogaron la ambición, nos han ofrecido en lugar el "realismo" de gestos vacíos. Propuestas por parte de los países poderosos como los EE.UU. fueron tratadas como sacrosantas, mientras que las nuestras eran desechables. Los acuerdos fueron siempre a expensas de las víctimas, en lugar de los culpables del cambio climático. Cuando Bolivia dijo que no estaba de acuerdo con el texto en las últimas horas de conversaciones, la objeción fue rechazada. Un acuerdo en el que sólo los poderosos llegan a la victoria no es una negociación, es una imposición.
Bolivia llegó a Cancún con propuestas concretas que traen esperanza para el futuro. Estas propuestas fueron acordadas por 35.000 personas en una histórica Conferencia Mundial de los Pueblos de Cochabamba en abril de 2010. Estas buscan soluciones justas a la crisis climática y abordar sus causas profundas. En el año transcurrido desde Copenhague, estas propuestas se integraron en el texto de negociación de las partes, y sin embargo el texto de Cancún excluye sistemáticamente estas voces. No pueden convencer a Bolivia de abandonar sus principios o los de los pueblos que representamos. Vamos a seguir luchando junto a las comunidades afectadas en todo el mundo hasta lograr la justicia climática.
Bolivia ha participado en estas negociaciones de buena fe y la esperanza de que podamos lograr un acuerdo climático efectivo. Estábamos dispuestos a ceder en muchas cosas, salvo la vida de nuestro pueblo. Lamentablemente, eso es lo que las naciones más ricas del mundo esperan que hagamos. Los países pueden tratar de aislarnos de nuestra posición, pero hemos venido aquí en representación de los pueblos y movimientos sociales que quieren una acción real y eficaz para proteger el futuro de la humanidad y la Madre Tierra. Sentimos su apoyo como nuestro guía. La historia será el juez de lo que ha sucedido en Cancún.
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